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- 02/12/2024
Al incremento excesivo de la acumulación de grasa corporal se le denomina obesidad. La obesidad es considerada como una enfermad crónica, multifactorial y neuroconductual, dónde están involucrados aspectos genéticos, ambientales y del estilo de vida, incluyendo el estrés.
La obesidad es el resultado del desequilibrio entre el consumo y el aporte de energía. Los carbohidratos, proteínas y grasas son las fuentes principales de energía para el organismo. Cuando los alimentos ingeridos no son consumidos como energía, se almacenan, siendo la grasa el principal almacén y origen de la obesidad.
Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En 2016, más de 1900 millones de adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos; y había más de 340 millones de niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad. Existen proyecciones que reportan que para el año 2030 si no hay una modificación en las actuales tendencias crecientes de obesidad, el 60% de la población mundial (3.3 billones de personas) podrían tener sobrepeso (2.2 billones) u obesidad (1.1 billones).
En México, en 2016, 72.5% de los adultos presentaron sobrepeso u obesidad, y este incremento ha sido mayor en las mujeres en edad reproductiva y los residentes de zonas rurales.
Diversas enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, la isquemia cardiaca, enfermedades cerebrovasculares, dislipidemias, diabetes mellitus, estados de hiperinsulinemia, enfermedades osteoarticulares y algunos tipos de cáncer como el de mama, próstata e hígado; tienen como principal factor de riesgo modificable a la obesidad. Además, la obesidad tiene una contribución importante en la discapacidad y mortalidad temprana de estas enfermedades, afectando la calidad de vida de las personas y generando altos costos para el sistema de salud.
Los indicadores más utilizados para identificar obesidad en adultos es el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura. El IMC (Tabla 1) se define como el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros, IMC = Peso actual (kg)/ estatura (m)2.
Tabla 1. Clasificación de obesidad por IMC en adultos.
| Bajo peso | Normal | Sobrepeso | Obesidad grado I | Obesidad grado II | Obesidad grado III |
OMS | <18.5 | 18.5 – 24.9 | 25.0 – 29.9 | 30.0 – 34.9 | 35.0 – 39.9 | >40.0 |
NOM |
|
| o ≥ 23 y <25 en adultos de baja talla* | ≥30 o ≥25 en adultos de baja talla* | ||
* Baja talla = estatura menor a 1.50 metros en la mujer adulta y menor de 1.60 metros para el hombre adulto
La clasificación del perímetro de cintura de la Norma Oficial Mexicana permite conocer si existe en el paciente obesidad abdominal (≥90 cm en hombres y ≥80 cm en mujeres).
La medida del índice cintura-cadera, es considerado una expresión de la cantidad de grasa intraabdominal, y ha adquirido un valor predictivo del riesgo de alteraciones y consecuencias metabólicas de la obesidad. Se obtiene dividiendo la circunferencia a nivel del ombligo y el máximo de circunferencia de las caderas y los glúteos. Un índice mayor de 0.95 en el hombre y de 0.80 en la mujer es predictor de aumento del riesgo de anormalidades metabólicas.
En el caso de los lactantes, escolares y adolescentes, las curvas de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) permiten identificar casos de obesidad a partir del puntaje Z del IMC.
El manejo inicial de los pacientes con sobrepeso u obesidad se basa en la intervención del estilo de vida, combinando la implementación de una ingesta equilibrada de alimentos, la realización de actividad física ejercicio (5 a 7 días por semana durante 30 minutos) y de modificaciones conductuales.
Un paciente con un MC > 30 kg/m2 o de 27 a 29.9 kg/m2 con comorbilidades, que no ha alcanzado la meta de pérdida de peso, que es perder al menos 5% del peso corporal total a los 3 o 6 meses posteriores al inicio de una adecuada intervención de cambios en el estilo de vida, es candidato para recibir tratamiento farmacológico.
El importante incremento de obesidad y sobrepeso a nivel mundial, y las morbilidades que esto conlleva aunado al impacto económico para los sistemas de salud, hacen de vital importancia incrementar los esfuerzos en el tratamiento de esta patología y la intervención temprana de campañas de salud.
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