Se define al dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular real o potencial o descrita en términos de tal daño (Asociación Internacional para el estudio del Dolor).

El dolor es considerado un síntoma. Su mecanismo se considera vital, ya que es una defensa que tiene el cuerpo para detectar y localizar algún proceso que este causando daño. El dolor esta asociado a la percepción de cada sujeto, por lo que la intensidad puede o no estar vinculada con la gravedad del fenómeno que lo esta produciendo.

El dolor deja de ser considerado un síntoma y se toma en cuenta como enfermedad cuando se vuelve crónico,  llegando a afectar la calidad de vida del paciente que lo padece, produciendo alteración de las actividades diarias, insomnio, cambios del estado de ánimo, ansiedad y depresión.

Se estima que el dolor crónico afecta del 25-29% de la población mundial. Aproximadamente 30 millones de personas en México tienen dolor crónico, con una prevalencia reportada en hombres mayores de 60 años de 41.5%, y en mujeres mayores de 60 años es 48%. En el 2014, la prevalencia de dolor crónico en México variaba de un 16-70%, siendo más frecuente en mujeres que en hombres, y se asoció a enfermedades degenerativas y en mayores de 65 años.

De acuerdo con su duración, el dolor puede clasificarse en agudo o crónico. El dolor agudo, tienen una corta y limitada duración, generalmente se asocia a una lesión o enfermedad, desapareciendo con la curación de este último.  El dolor crónico se prolonga más allá de la curación de la lesión o enfermedad que lo originó o se asocia a una afección crónica. En algunas ocasiones no es posible identificar claramente la causa que originó un dolor crónico.